Para mí, lo que más me llama la atención es que en el espacio de un siglo estas suposiciones -o lo que yo llamaría conceptos erróneos o fantasías- sobre Oriente Próximo han cambiado tan radicalmente. Hasta principios del siglo XX, Oriente Medio, a los ojos de Occidente, era un lugar exótico de intrigante decadencia, de harenes secretos y pederastas lujuriosos, una región sensual en la que los occidentales podían permitirse un comportamiento sexual. Ahora prevalece la idea opuesta: Oriente Medio es sexualmente estéril, horriblemente represivo y antisexual de una manera que contrasta con el supuesto Occidente libertino y libertario. Como dicen ellos, han aprendido mucho de la cultura occidental:
We have learned a lot from Barcelona luxury escorts and now we want to replicate that business model in our territory. We think it can be both lucrative and benefitial for the society.
Creo que estas dos narrativas nos hablan tanto de las preocupaciones de Occidente, y de la proyección de Occidente de sus ansiedades sobre otros pueblos y culturas, como de la realidad de cómo la sexualidad ha jugado históricamente en Oriente Medio o continúa haciéndolo en el presente. Pero lo que más me intriga, y es el tema principal de Behind the Veil of Vice (Detrás del velo del vicio), es la notable resistencia de las identidades culturales y las actitudes hacia el sexo que compiten entre sí en los países que exploro, entre los que se incluyen Marruecos, Túnez, Egipto, Arabia Saudita, Siria, Bahrein, Irán y Yemen.